Ahora bien, la pregunta, no por repetida deja de ser relevante. ¿Quién está detrás de estas agencias de calificación y por qué las decisiones de dichas entidades privadas tienen tanto poder en los asuntos públicos? Entre Standard & Poor's, Moody's y Fitch forman la santísima trinidad de las agencias de notación del sector financiero a nivel mundial. Controlan el 90% del negocio.
S&P es 100% propiedad de la editora estadounidense McGraw Hill, cuya sede también se encuentra en Manhattan, y cuyo negocio se centra en gran medida en aspectos relacionados con la educación. Los accionistas de McGraw Hill son las financieras Capital Group (12,3%) y Slate Street (4,3%), la empresa para inversores de fuera de Estados Unidos Vanguard Group (3,8%), la multinacional financiera BlackRock (3,8%), el banco de inversión Oppenheimer Funds (3,4%), la firma de inversiones T. Rowe Price (3,3%), el 'fund' Dodge Cox (2,4%), Fiduciary Management (2,05%), Independent Franchise Partners (1,37%) y el fondo de pensiones de los profesores de Ontario, en Canadá (1.94%).
No deja de ser curioso que S&P y Moody's compartan accionistas, que son Capital Group (12.38%); State Street (3.36%); Vanguard Group (3.36%); BlackRock (3.28%) y T Rowe Price (5.95%). En el caso de Moody's, cuya sede central se encuentra en el 250 de la calle Greenwich, en uno de los complejos del World Trade Center, en Manhattan, los principales accionistas, además de los ya citados, son: Berkshire Hathaway Inc (12,47%), Capital Research Global Investors (que forma parte de Capital Group) (3,66%), Value Act Capital Managment (3,63%), Neuberguer Berman (2,86%) e Invesco Advisers (2,55%). Berkshire Hathaway Inc es el conglomerado empresarial de la 'celebrity' de los inversores, del oráculo de Omaha, el señor Warren Buffet.
Por último está Fitch, con sedes en Nueva York y en la City de Londres, y cuyo accionariado es menos complejo que en las otras dos compañías. El 60% es de la francesa Fimalac (Financière Marc de Lacharrière), cuya sede se ubica en París, y The Hearst Corporation (editora de numerosos diarios y revistas, entre otros productos, como Cosmopolitan, Elle o Marie Claire), que tiene el 40% de la compañía.
Por otro lado, cabe recordar que estas agencias de calificación dieron su máxima nota a las hipotecas subprime allá en 2008, días antes de que estallara la gran crisis y se convirtieran dichos productos financieros, casi por arte de birlibirloque, en basura. Entonces, ¿por qué se les sigue dando tanto crédito? Las grandes multinacionales financieras tienen muy en cuenta los informes que presentan estas compañías cuando deciden hacer una inversión en el sector privado o en un país. Sus empleados son analistas a los que se les supone que dominan a la perfección los resortes de los países y de las compañías que califican.
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