El Ministerio de
Trabajo publicaba en febrero de 2010 el reparto de las subvenciones otorgadas
en el año con cargo al Presupuesto. Los 15,8 millones se distribuían entre
más de 80 centrales “en proporción a su representatividad por la realización de actividades de carácter
sindical”. CCOO acumulaba 6,39 millones en ayudas, por los 6,08 de UGT.
A distancia sideral se situaba la Unión Sindical Obrera (USO) y la vasca ELA, con unos subsidios que no llegaban
al medio millón de euros.
Los principales sindicatos y la patronal se repartieron el año 2010 más de 175
millones en subvenciones para cursos de formación para el empleo, según se
desprende de las cifras publicadas en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Se
lleva la palma UGT, que a través de sus diferentes federaciones gestionó 79,5
millones de euros en 2010. Le sigue a corta distancia CCOO, que recibió 74,9
millones, mientras que CEOE y Cepyme manejaron en conjunto 21,4 millones.
Algunos Sindicatos como ELA no
participan en estos cursos, por lo que no reciben ninguna subvención.
De estas y otras
cifras se deduce que ELA puede
presumir de una financiación del 96% en base a la cuota que cobra a sus afiliados, lo que le garantiza una
absoluta independencia.
¿Y cómo se financia
ELA?
Nuestras cuentas son muy sencillas: nos
financiamos de las cuotas que cada mes pagamos los 100.000 afiliados y
afiliadas. Esas cuotas suponen el 91,08% de nuestros ingresos anuales. Luego,
hay un 2,51% de ingresos, también propios, que tienen que ver, fundamentalmente,
con los servicios jurídicos. Lo que suma un 93,6 de los ingresos.
ELA también recibe ingresos provenientes de
fondos públicos. Esos fondos, el año pasado, ascendieron a 1.031.323 de euros
(el 5,59% de los ingresos). Ese dinero proviene, principalmente, de las
subvenciones que reciben todos los sindicatos en función de su representación,
tanto en la CAPV como en Navarra y en el Estado. Varía según el número de
delegados/as que tiene cada sindicato. Lógicamente, al ser el sindicato
mayoritario en Hego Euskal Herria –el que más delegados y delegadas logra en las
elecciones sindicales– esa partida es mayor con respecto a otros sindicatos.
Finalmente, y dentro de ese millón de euros, una parte menor es la subvención
por negociación de mesas generales y la celebración de elecciones sindicales.
Esos son nuestros ingresos. Y punto. No cobramos ni un céntimo por actividades
extra-sindicales.
Un modo de financiación que poco tiene que ver con el de otros sindicatos inmersos en casos de corrupción…
Así es, ya lo he explicado antes. En ELA no
hay entramados empresariales como tienen esos sindicatos, donde aparecen centros
de formación, aseguradoras, promotoras de vivienda… Tampoco formamos parte, como
ellos, de consejos de administración de empresas.
Tenemos una fundación, la Fundación Manu Robles-Arangiz Institutua, con un presupuesto propio, que se dedica a la formación exclusivamente sindical de los delegados y delegadas, y que recibe, asimismo, una subvención para esa tarea, igual que el resto de sindicatos y la patronal. Nuestra fundación tiene algunos convenios de colaboración con instituciones como la UNED, la UPV, Euskal Herriko Laborantza Ganbara... Pero de esos convenios no recibimos ni un duro. Al contrario, las más de las veces aportamos fondos propios.
Tenemos una fundación, la Fundación Manu Robles-Arangiz Institutua, con un presupuesto propio, que se dedica a la formación exclusivamente sindical de los delegados y delegadas, y que recibe, asimismo, una subvención para esa tarea, igual que el resto de sindicatos y la patronal. Nuestra fundación tiene algunos convenios de colaboración con instituciones como la UNED, la UPV, Euskal Herriko Laborantza Ganbara... Pero de esos convenios no recibimos ni un duro. Al contrario, las más de las veces aportamos fondos propios.
Sigamos desgranando nuestras cuentas. ¿Qué hace ELA con sus ingresos?
Nuestro objetivo como sindicato es la
transformación social, y es a lo que dedicamos nuestra acción sindical y social:
a mejorar las condiciones de trabajo y de vida de la clase trabajadora.
ELA destina, además, el 25% de sus ingresos
por cuota a la Caja de resistencia, que es el fondo de solidaridad con las
personas que van a la huelga y no van a cobrar salario. Este fondo es vital para
nuestro modelo, pues permite el sostenimiento de las huelgas que, a menudo, son
muy largas.
El resto del dinero lo destinamos a la
organización del trabajo sindical en empresas y sectores a través de nuestras
federaciones, comarcas y servicios.
Sin olvidar, por supuesto, el dinero
destinado a la movilización en relación con cuestiones del modelo de sociedad
como la fiscalidad, los servicios públicos, el medio ambiente…
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